- El Gobernador Navarro, al tanto de los NAYARITAS
- Las playas, abarrotadas de vacacionistas de aquí y allá
- Siguen intensas las campañas a los cargos federales
- En Nayarit, listos los partidos con las candidaturas
- Seguimos con el arbitrario Juicio seguido a Jesucristo
- Plagado de irregularidades, finalmente se le crucificó
Por Ezequiel Parra Altamirano
Tepic, Nayarit; 2 de abril de 2024
MIENTRAS QUE todo el país vive inmerso en el cada vez más intenso golpeteo publicitario de las campañas federales por todos los medios de difusión, y en el estado de Nayarit prácticamente ya están listos los candidatos a Diputados, Alcaldes, Regidores y Síndicos de todos los partidos políticos con registro, y en tanto el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero ha mantenido su actividad habitual manteniéndose al tanto de lo que ocurre en los 20 municipios de la entidad, sobre todo en aquellos donde los vacacionistas han tomado a los centros de diversión como su propia casa en esta temporada de Cuaresma, pues ya estamos en la llamada Semana de Pascua y aún muchas familias se quedarán con nosotros algunos días más antes de regresar a sus lugares de origen, aquí estamos, bien puestos y dispuestos a seguir en nuestro oficio, que como vocación de vida llevamos ya la friolera de 51 años emborronando cuartillas.
COMENTARIOS DE LA IGLESIA CATÓLICA
El lector recordará que hace algunos días tocamos el apasionante tema de la Pasión, Muerte y Resurexión de Jesucristo, habiendo sido explícitos, -como lo señala hoy mismo nuestro amigo Manuel Salinas Solís en el artículo que se publica en estas mismas páginas- y por eso ahora les dejamos aquí el colofón a tan interesante tema.
En el desarrollo del juicio de Jesús se pueden concretar siete momentos sucesivos:
Primero, cuando los judíos exponen la acusación de modo genérico: es un malhechor.
En segundo lugar, está el diálogo de Pilato con Jesús, que termina con la afirmación de Jesús: «Yo soy Rey».
El tercer momento se desarrolla cuando Pilato intenta salvar a Jesús, preguntando al pueblo si quieren que suelte al «Rey de los judíos».
Sin embargo, el momento más importante, el central que es el cuarto, es la coronación de espinas, cuando los soldados se burlan de Jesús llamándole en tono jocoso «Rey de los judíos».
El quinto momento es la presentación del Jesús como Ecce homo, coronado de espinas y con el manto de púrpura, y la acusación de los judíos de que Jesús se ha hecho Hijo de Dios.
En sexto lugar se desarrolla dentro del pretorio frente a Pilato, dialogando con Jesús e intenta averiguar algo más sobre su misterioso origen. Es ahora, en este momento, cuando los judíos centran su odio en una acusación totalmente política: «El que se hace rey va contra el César»
Por último, Pilato señalando a Jesús dice: «Aquí está vuestro Rey». La solemnidad del momento está muy concretada por la indicación del lugar —el Litóstrotos—, el día —la Parasceve— y de la hora —hacia las doce del mediodía—.
LO QUE DIJO JESÚS EN RELACIÓN AL TEMPLO
En los pasajes citados, se hace referencia a un episodio en el que Jesús pronunció palabras acerca del Templo, específicamente la frase Destruid este Templo y yo lo reconstruiré en tres días. Este evento es registrado en el Evangelio de Juan. Posteriormente, las autoridades judías utilizaron estas palabras como base para acusar a Jesús de alborotador y proclamarse a sí mismo como Rey de los Judíos. El pasaje destaca un momento crucial en el que las palabras de Jesús sobre el Templo se convierten en un motivo de acusación en su contra. Él hablaba del Templo de su cuerpo; éstos, por el contrario, aplican sus palabras al Templo hecho de piedras.
ACUSADO FALSAMENTE
Los sucesos se desarrollaron de la siguiente forma: En primer lugar, es acusado falsamente; después se le incrimina con una frase fuera de contexto. Jesús callaba ante las diferentes acusaciones: La afirmación mesiánica es tomada para acusarle de blasfemo, la condena a muerte y las burlas de los criados. El perjurio de Pedro es una última afrenta, si bien, al final, Pedro llora. Como sucedió en otras ocasiones, Pedro no se sostiene por su fortaleza, sino por su contrición:
Lloró amargamente porque sabía amar, y bien pronto las dulzuras del amor reemplazaron en él las amarguras del dolor.
El santo David hizo penitencia de sus mortíferos crímenes y se mantuvo en su jerarquía. El bienaventurado Pedro, cuando derramó lágrimas amargas, se arrepintió de haber negado al Señor y siguió siendo apóstol.
«Dios permitió que aquel a quien había dispuesto para presidir la Iglesia tuviera miedo ante el dicho de una criada y Le negara. Sabemos con certeza que esto fue trazado por una providencia llena de piedad; para que quien había de ser pastor de toda la Iglesia, aprendiera en su culpa cómo debería él compadecerse de los otros. Por eso, primero le hizo conocerse a sí mismo, y después le puso al frente de los demás, para que con su flaqueza aprendiera cuán misericordiosamente debía soportar las debilidades de los demás».
LOS LÍDERES LO ACUSAN
Los líderes del pueblo acusan a Jesús de profetizar la destrucción del Templo y su sustitución por otro. A pesar de que este cargo es falso, como se indica en el versículo 57, la condena a muerte de Jesús finalmente lleva al sacrificio en la cruz. Este acto sacrificial es visto como el cumplimiento y la inauguración de un nuevo Templo, simbolizando un cambio en el modo de adoración. En lugar del enfoque en el Templo físico, el énfasis se traslada al culto en el nuevo Templo representado por el sacrificio redentor de Jesús en la cruz. Este tema subraya la importancia teológica de la muerte de Jesús y su significado en la perspectiva del nuevo culto y la relación redentora con Dios.
Lejos de haber sido hostil al Templo, donde expuso lo esencial de su enseñanza, Jesús quiso pagar el impuesto del Templo, asociándose con Pedro, a quien acababa de poner como fundamento de su futura Iglesia. Aún más, se identificó con el Templo presentándose como la morada definitiva de Dios entre los hombres. Por eso su muerte corporal anuncia la destrucción del Templo que señalará la entrada en una nueva edad de la historia de la salvación: “Llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.”
CRISTO, JUEZ
La condición de Jesucristo como Dios juez está indicada en los textos neotestamentarios y se fijó dogmáticamente, asociado a la segunda venida en el símbolo niceno (“vendrá a juzgar a los vivos y los muertos”) y el constantinopolitano (“de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin”).
A efectos de interpretación teológica, es muy habitual oponer el concepto de Dios del Viejo Testamento (identificado como “juez severo” y asociado al castigo) al concepto de Dios del Nuevo Testamento (identificado con el mandamiento del amor y asociado al perdón), con ambos rasgos (castigo y perdón) asociados a la condición de juez. Incluso hubo corrientes del gnosticismo, como el marcionismo y el ofismo, que proponían la existencia de dos dioses distintos. La ortodoxia católica condenó como herejías tales doctrinas y otras hasta cierto punto similares, como el maniqueísmo.
Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo… y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. (Evangelio de Juan, 5:22-2742)
Él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. (Hechos de los Apóstoles, 10:4243)
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. … Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis, 20:12-1544)
Esta señal de la cruz estará en el cielo, cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron en la vida con el crucificado, se llegarán a Cristo juez con gran confianza. (Tomás de Kempis, De Imitatione Christi, ca. 1418-1427.45)
Dios, Juez que lo ve todo, no necesita en sus causas de testigos. Su Divina Majestad se intitula testigo y Juez. (Gaspar de Villarroel, Govierno eclesiástico-pacífico y unión de los dos cuchillos Pontificio y Regio, 1656.46)
Como en otras ocasiones, el evangelio es paradójico. La imagen que utiliza Jesús evoca el Juicio Final; el ahora juzgado, será Juez después.
TEMA LITERARIO
El juicio de Jesucristo ha sido utilizado como tema literario en algunas obras:
Fiódor Dostoyevski, Los hermanos Karamazov, novela, 1880 (contiene una narración denominada El Gran Inquisidor, ambientada en la Sevilla del siglo XVI).
Diego Fabbri, Proceso de Jesús, teatro, 1955.
Por hoy es todo y mañana será otro día.
¡CONSUMATUM EST!