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Opinión

Diálogo y debate en política

Diálogo y debate en política
Escrito por Juan Alonso Romero

EL DIÁLOGO

En la vida diaria, el diálogo es una manera de comunicación verbal o escrita. Que se puede dar entre dos o más personas. Es la base de la comunicación desde tiempos inmemoriales. Con él el entendimiento común para el día a día, se da. Pero es básico para el manejo de los asuntos especiales de las sociedades. Entre ellos, el de la política.

El diálogo es un vehículo muy útil para el intercambio de información diaria, familiar, económica, social o política.

En ese ejercicio, se alternan las partes como receptaras o emisoras. Uno dice, la otra parte escucha o a la inversa.

En política es fundamental. Para evitar sectarismos, carrazones e imposiciones. Cuando en política se rompe el diálogo, se inician los conflictos a nivel de quienes gobiernan al interior o al exterior de sus gobiernos. Es una de las tareas fundamentales que deben de mantener los gobiernos con el pueblo, la iniciativa privada, los partidos políticos, los medios de comunicación y con los factores reales de poder.

En ese arte y oficio que es la política, el diálogo es el hilo conductor para las acciones, reacciones y rectificaciones. Es la base para manejar con sentido de realidad las decisiones. Para que incluso el sentido común funcione. Haciendo posible que haya decisiones racionales.

NO RUPTURAS

Gobernar es en esencia consultar y por lo tanto dialogar. Teniendo respeto, tolerancia y prudencia política, para no chocar con nadie. No arrogarse la facultad de vejar, exhibir o desprestigiar a nadie. Sino que en respeto a la investidura que se tenga, manejar el sabio principio de dar para recibir. Como trates, serás tratado, principio básico del entendimiento racional.

Sin calificar a nadie: a ningún actor religioso, social, empresarial o político. Pues el que califica, lo hace consigo mismo. Porque siempre habrá testigos que analicen como tratamos como gobernantes.

Entendiendo que el gobierno no es el dueño del poder. Ni el árbitro de todos los aconteceres noticiosos, de comercio, servicios, turismo o finanzas. Ni de los asuntos que pasan por la prensa, radio, televisión o por internet. Como tampoco lo es de las cuestiones religiosas o de los aconteceres de campañas, precampañas o asuntos de los partidos políticos. Ni de sus precandidatos o candidatos. El gobierno es un ejercicio de poder encomendado por un tiempo fatal. El cual debe de ejercerse de acuerdo a protocolos, que marcan con precisión las leyes.

E igualmente sin descalificar a nadie. Sino que, ejerciendo solamente con sentido estricto, las facultades que le conceden la Constitución y las leyes que de ella emanan. Realizando sólo asuntos de su competencia. Lo que se conoce como Estado de Derecho. Nada de discrecionalidad. Nada de lo que se me ocurra y nunca culto a la personalidad o personalismos.

EL DEBATE

El debate en política es de uso general por parte de los partidos políticos o de sus candidatos. A través del cual estos exponen su ideología, propuestas, posicionamientos y análisis del acontecer político. Es el posicionamiento de un actor político, que no implica nunca enemigos. Implica en todo caso, oponentes. El enemigo trata de eliminar. El oponente, sólo trata de ganar.

Cuando se trata del gobierno, este con sentido responsable fija su postura y admite con apertura el derecho de réplica de partidos, asociaciones civiles, religiosas, medios de comunicación, factores reales de poder y de los ciudadanos. Sin intentar por ello, sancionar, perseguir o castigar a nadie. Ni erigirse ninguno de sus funcionarios, como dueños de la verdad o llamarse a ofendido porque recibe respuestas contrarias a su posición.

Esto sucede en las democracias modernas. En Europa, Estados Unidos, Canadá y en las democracias representativas y populares. Con un profundo respeto a la división de poderes y a las libertades democráticas de tener la ideología o la religión que el ciudadano elija.

LA MODERNIDAD

El mundo moderno exige incluso para el manejo comercial.

La existencia de gobiernos conocidos o llamados abiertos. Con cumplimiento comprobado de los Derechos Humanos. Ejercicio de la democracia. Estado de Derecho y por lo tanto respetuosos de su Constitución y de sus leyes.

Con cero tolerancias a la corrupción y a la impunidad.

Información abierta a todo interesado.

Organismos autónomos que sean respetados al cien por ciento, para que manejen la transparencia y el acceso a la información.

Con rendición de cuentas en sistemas de auditorías.

E igual con auditoría ciudadana.

LO NORMAL

Ese es el mundo moderno normal. El de los acuerdos y convenciones internacionales. 

Donde los gobernantes tengan como tienen a su partido, pero que no corrompan al poder polarizando a sus ciudadanos, con las viejas prácticas del pasado:

El clientelismo – traducido en dádivas oficiales -.

O el corporativismo – control de los grupos sociales -.

Manteniéndose los gobernantes y sus gobiernos imparciales en las competencias donde participe su partido y los candidatos de su partido. 

CON RESPETO

El diálogo y el debate llevan a la ruta del respeto a la libre decisión de los ciudadanos. El respeto a la libre expresión de las organizaciones de la sociedad civil. De las organizaciones religiosas. De los medios de comunicación. De la iniciativa privada. Y desde luego, de los partidos políticos.

A ESO

A eso se refiere la expresión de Benito Juárez, que entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Es decir, diálogo para opinar y escuchar. Debate para confrontar ideas, sin usar presiones o represiones.

Si no fuera así, no hubiéramos logrado la independencia. La cual tuvo guerra, fuego, muertos, heridos y desaparecidos. Pero que terminó en diálogos, debates y finalmente en acuerdos.

E igualmente la Guerra de Reforma. O la Revolución Mexicana. O antes la invasión francesa. La invasión norteamericana. 

O el Tratado de Libre Comercio o ahora el TMEC. 

TOLERANCIA

La obligada a ser tolerante es la autoridad. Para eso fue electa por el pueblo. Con la tolerancia, nadie pierde, todos ganamos de alguna manera. Sin la tolerancia, el camino de la convivencia personal, familiar y social está mal. No funciona. Todo mundo vive en la incertidumbre, con percepción de inseguridad.

Acerca del Autor

Juan Alonso Romero