Tepic, Nayarit; 28 de octubre de 2024
Está documentado que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, desde su promulgación el 05 de febrero de 1917 ha sufrido 256 reformas, las que han originado alrededor de 770 cambios en sus artículos. También se dice que la mayoría de estos cambios se han dado del gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) al de Enrique Peña Nieto (2012-2018).
Ante estas reformas a la Carta Magna, el ahora expresidente, Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), siempre se preguntó y preguntó a quienes lo escucharan que cuáles de estos cambios constitucionales se habían reformado para el beneficio de la población; obviamente que no hubo ninguna de estas reformas se hizo para favorecer al pueblo en sí, sino más bien, todas ellas fueron para favorecer a la oligarquía y la burguesía del país, para amigos, familiares y allegados al presidente en turno.
Se reformaron principalmente los artículos 25, 27 y 28 para favorecer las privatizaciones, así como la desaparición de los ejidos, eliminando prácticamente la Reforma Agraria, dando paso de nueva cuenta a los grandes latifundios, pues no por nada se dejaron de aportar ayudas al campo y, si en algunos casos se otorgaron créditos a los campesinos, la mayoría, si no es que todos esos créditos se hicieron impagables para la mayoría de los campesinos, por lo que obligados por las circunstancias no tuvieron otra opción más que deshacerse de sus parcelas, muchas de ellas malbaratándolas lo que llevó prácticamente a la desaparición de los ejidos. Y, respecto a la Reforma Agraria, se tomó en algunas ocasiones el pretexto de que ya no había tierras qué repartir o si las había, serían más bien en lugares inhóspitos, difíciles en sus accesos, terrenos áridos y algunos de ellos muy alejados de cualquier asentamiento humano.
De todas estas reformas que en nada favorecieron a ningún otro sector de la sociedad, más que a la empresarial y la inversión privada tanto nacional como extranjera, nadie de los que se quejan ahora por la Reforma al Poder Judicial dijo ni una palabra, ¡pues cómo! Si todas esas reformas fueron a su favor y, como se llegó a decir alguna vez por algunos analistas políticos: para justificar los saqueos a la Nación Mexicana; para legalizar lo ilegal con lo que se condujeron los gobiernos neoliberales.
Así que, quienes aplaudieron aquella vez todas estas reformas y que jamás vieron por el bienestar popular sino el suyo propio, siguen sin ver y sin comprender que ahora se pretenda beneficiar a por quien dimana el Poder en México, sino que más bien están viendo un ataque a sus intereses, los que tal vez algunas vez pensaron que eran intocables; que lo hecho en su beneficio era para siempre, que su prosperidad particular y de grupos, tal vez, seguirían en bonanza por los siglos de los siglos, por lo que ahora no cejan en su empeño en tratar de engañar diciendo que ya estamos en una dictadura, en la arbitrariedad absoluta y más, con la llamada supremacía constitucional, señalando que se van a eliminar los amparos y las garantías, que ahora ningún ciudadano se podrá defender contra cualquiera reforma constitucional y un largo etcétera de falacias en donde quienes se creían ya dueños del país solamente ven moros con tranchetes, por lo que están recurriendo de nueva cuenta al petate del muerto.
Lo malo de todas estas falacias es que aún hay muchos mexicanos de a pie que se están creyendo todas estas mentiras, como si sintieran que sus casas en Acapulco, sus yates y aviones privados se les fueran a confiscar y que ya por nada se podrán amparar porque se han suprimido los amparos de todo tipo. Claro que esto de los aviones y yates privados es sarcasmo dicho con todo respeto, porque ni siquiera quienes los tienen corren peligro de alguna confiscación a menos que los hayan adquirido con recursos ilícitos y mediante un juicio y no nada más porque al gobierno en turno se le antoje confiscar alguno o todos estos bienes.
Y a propósito de perjuicios debido a la reforma al Poder Judicial, sería bueno que a los trabajadores del Poder Judicial, no a jueces, magistrados y ministros, no, sino a esos trabajadores que protestan por dicha reforma, preguntarles a todos y cada uno de ellos, ya sea por grupos o individualmente, en qué ven que les perjudica esta reforma, pues se ha dicho hasta la saciedad que los derechos de estos trabajadores no serán afectados en lo absoluto ni siquiera en sus salarios o turnos de horario de servicios. Vaya que sí sería bueno preguntarles.
Sea pues. Vale.