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CON PRECAUCIÓN… Libertad de asociaciones religiosas y culto público

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CON PRECAUCIÓN… Libertad de asociaciones religiosas y culto público

Tepic, Nayarit; 1 de marzo de 2025

En el libro “El pueblo del Sol”, del arqueólogo y antropólogo, Alfonso Caso Andrade (1896-1970), detalla lo siguiente: “El temor y la esperanza son los padres de los dioses, se ha dicho con gran verdad. El hombre, colocado ante la naturaleza que le asombra y anonada, al sentir su propia pequeñez ante fuerzas que no entiende ni puede dominar, pero cuyos efectos dañosos o propicios sufre, proyecta su asombro, su temor y su esperanza fuera de su alma y, como no puede entender ni mandar, teme y ama, es decir, adora.

Por eso los dioses han sido hechos a imagen y semejanza del hombre. Cada imperfección humana se transforma en un dios capaz de vencerla; cada cualidad humana se proyecta en una divinidad en la que adquiere proporciones sobrehumanas o ideales “.

Lo anterior viene a colación debido a que recientemente el destacado periodista nayarita, licenciado Ezequiel Parra Altamirano, en su columna periodística “Dimensión Política”, que publica el diario Nayarit Opina, escribe sobre el incremento de adeptos a la “Santa Muerte”, por lo que tanto la Iglesia Católica, así como otros sectores de la sociedad se han inconformado a este respecto al considerar que no se puede tomar como una religión ni mucho menos. 

Refiere don Ezequiel Parra que la Diócesis de Tepic ya se ha pronunciado al respecto señalando que “sin ética ni lógica, mezclando rituales, sacando dinero a los incautos, este culto pide ayora reconocimiento legal”.

¡Ande pues! Tal vez lo que teme la Iglesia Católica es la posibilidad de perder más adeptos, pues se ha documentado que últimamente el número de feligreses de esta iglesia a sufrido un grave detrimento; sin embargo, según estudios, la mayoría de los que ahora se dicen adoradores de la Santa Muerte, afirman ser católicos, así que tal vez por esta revoltura de compaginar una creencia con la otra es la que le preocupa a la jerarquía católica.

Tal y como lo señala don Alfonso Caso, es el temor del ser humano lo que lo hace tener que tener emblemas de sus divinidades, de ahí las figuras de santos y santas que a lo largo de su existencia ha echado mano precisamente la religión católica a los que se aduce que son intermediarios para llegar más pronto a Dios. Figuras de las que no se tiene certeza absoluta de que así hayan sido en persona los ahora llamados santos, si acaso sí la del otrora papa, Juan Pablo Segundo (Karoll Wojtyla), pues ya fue designado como santo y, aunque también ya hay otro santo mexicano en la figura de Juan Diego, lo figuran como a un ser similar a Hernán Cortés al ponerle barba y bigote como se la ilustran al invasor español. Pero una figura veraz o real de alguna deidad o santo o santa es poco probable que alguien sepa cómo fueron en realidad. Incluso hasta en la figura del Diablo, pues ¿quién lo vio alguna vez para figurarlo de color rojo, con cuernos, cola con punta de flecha y pies con pezuñas? ¿Será así el Diablo en verdad en caso de existir? Por eso tal vez don José Rubén Romero pone en boca de su creación Pito Pérez: “pobrecito del Diablo, qué lástima le tengo”.

Así que, en este tenor, los seguidores de la Santa Muerte, han tomado como su emblema un esqueleto humano, tal y como se ha caracterizado a la muerte en películas y novelas tanto visuales como impresas y, en algunos casos hasta con una guadaña; un esqueleto que, todos los seres vivientes vertebrados pertenecientes al reino animal lo tenemos, así que un esqueleto se haya tomado como símbolo para esta creencia; aunque eso sí, lo único certero es precisamente la muerte. Pero, de acuerdo a lo que se dice en varias religiones respecto a cuando un ser humano muere de que “polvo eres y en polvo te convertirás”, entonces por qué no ilustrar a la muerte nada más con un montón de polvo en vez de un esqueleto; tal vez porque asusta más un esqueleto o calavera que el polvo.

Se debe tener en cuenta de que nos rige un Estado Laico que protege la libre asociación de religiones y la libertad de cultos, así que, por lo tanto, en nuestro país no existe una religión absoluta o única y, de que todo mundo tiene la libertad para creer en lo que sea, según las creencias de cada quien. Así que, si hay gente que adora y le prende veladoras a la Santa Muerte, pues cada quien puede creer en lo que crea más conveniente según le haya ido en algún momento de incertidumbre, incluso habrá quien no crea en una imagen ya sea de una deidad o no, pues si al tocar algún otro objeto desapareció su desazón, pues tal vez en ese objeto siga creyendo.

Sea pues. Vale.