Tepic, Nayarit; 7 de agosto de 2024
En uno de los grupos de extrabajadores ferroviarios al que pertenezco, unos jubilados y otros pensionados, se tocó el tema de que en el IMSS Bienestar se acogerá a un binomio en donde se contemplan las participaciones de parteras, médicos tradicionales, voluntarios rurales de salud. A quien sacó a relucir este tema, no faltó alguno de los compañeros que se burlara diciendo que en adelante nos van a atender brujos, curanderos y hasta chamanes.
Sin embargo, se le respondió por parte de la mayoría de este grupo que, si no sabía que la medicina tradicional o, mejor dicho, la herbolaria mexicana estaba reconocida a nivel mundial como una de las mejores para curar muchas enfermedades; y que no había que despreciar a las parteras, pues gracias a esta tradición muchos de nosotros andamos cascareando en esta canica denominada, planeta tierra.
Queda claro que así, como este compañero que se burla de la medicina tradicional mexicana es uno más de los mexicanos que está absorbido por la medicina alópata, una medicina que en sus orígenes se creó con base a las yerbas tradicionales, medicamentos cuyo componente orgánico se basaba precisamente en las hierbas tradicionales mexicanas.
Ahora con los avances tecnológicos en muchas de las materias, sobre todo en la medicina, la química artificial ha superado a aquellos componentes naturales que ya casi no se utilizan a fabricar los modernos medicamentos que, en su mayoría ya son sintéticos; incluso se ha documentado que, a principios del siglo XX, el magnate norteamericano, John D. Rockefeller inventó algunas enfermedades y a su vez, creó medicamentos con base en petróleo añadiendo el cuento que también servían estos supuestos medicamentos para combatir otras enfermedades ya conocidas. Desde luego que esto habrá que tomarse con la prudencia del caso; pero el caso es que hoy en día la química artificial a sustituido a la química natural de las plantas en la creación de la mayoría, si no es que de todos los medicamentos que se utilizan hoy en día.
Según comentan varios naturistas, la química artificial es enemiga mortal de la química orgánica, de ahí que pongan en duda la nutrición de la comida industrializada en cuyos empaques se lee: adicionados con vitaminas, minerales y proteínas, ya que existe la posibilidad que todos estos aditamentos a la comida industrializada sea pura química artificial que más que nutrir, podrían perjudicar el funcionamiento del cuerpo humano.
Desde luego que existen medicamentos que sí son efectivos para la curación de varias enfermedades. El problema es que esta clase de medicamentos que son muy caros no están al alcance de la mayoría de la población mexicana y, en el Sector Salud, muchos de ellos no forman parte del cuadro básico de medicamentos, por lo que en caso de ser necesario que un médico tenga que recetar uno o varios de estos costosos medicamentos, tiene que llevar a cabo toda una serie de trámites para que le sean autorizados; aunque se dice que con el fortalecimiento en el
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Sector Salud, se prevé que dichos medicamentos caros serán accesibles para todos los mexicanos. Ojalá.
Críticos de la herbolaria mexicana aducen que esta no era tan eficiente como se dice, ya que haberlo sido, la viruela, que se dice que traída por los invasores europeos, no hubiera hecho los estragos que hizo entre las naciones nativas del Continente Americano; sin embargo, estos críticos de la medicina tradicional -mexicanos para acabarla de amolar-, omiten decir, porque no es por que lo ignoren, que la viruela era una enfermedad desconocida por los Mexicas y demás habitantes de lo que se conoce como Mesoamérica, por lo que no encontraron con qué atacar esta enfermedad. Sin embargo, ahora se sabe que los medicamentos que se utilizaban en la era prehispánica sí eran de lo más efectivos en todas las enfermedades conocidas en aquel entonces.
Se ha dicho que para los grandes laboratorios farmacéuticos, extranjeros sobre todo, la química artificial les sale mucho más barato que utilizar química orgánica en la elaboración de sus medicamentos, por lo que obtienen más ganancias económicas; y si bien algunos de esos medicamentos alivian síntomas de algunas enfermedades, no las curan al cien por ciento y, por si fuera poco, esa química artificial ataca o, afecta a otros órganos de quienes las ingieren constantemente, lo que, obviamente, podría significar más ganancias para las farmacéuticas al hacer y tener enfermos cautivos a esos consumidores de químicas artificiales.
Sea pues. Vale.